lunes, 24 de noviembre de 2008

Navidad Estrada

Usualmente no me agrada compartir lo que escribo, muchas veces no pasa de mi grupo de creación literaria y pocas, muy pocas ocasiones muestro mis textos a personas ajenas a ese grupo (ni familia, ni amigos ni conocidos), pero este me causa singular satisfacción; ya 2 años que lo escribí, pero se los comparto pues si me han de decir grinch (o como se escriba jajajaa), al menos sea con ganas... =)

Aunque aún falta para la puta navidad, tiene una perspectiva novembrina (existe la palabra?) pues lo escribí por esas fechas.


Navidad Estrada

Camino por el centro histórico de la capital, tengo un poco de frío y maldigo a la onda gélida que cubre buena parte del país. En mi trayecto voy husmeando por los puestecillos ambulantes: montones de bufandas, guantes y suéteres son los protagonistas de la vendimia, y por supuesto el puesto de tacos, los esquites y demás fritangas no pueden faltar en las secuestradas calles defeñas. Después de sortear decenas de individuos, que al igual que yo son compradores en potencia, por no llamarlos blancos del consumismo, me detengo en un puesto desbordante de baratijas: todas ellas inservibles, pero completamente navideñas; un ridículo gorro rojo se deja ver bajo el reno deforme y el muñeco de nieve (que por cierto esta hecho de vil unicel). Sigo caminando por temor a vomitar sobre su mercancía y me siento completamente aterrara al ver un enorme bastón bicolor colgado de una puerta, del otro lado de la calle un comerciante tiene al menos 30 horribles series musicales funcionando y totalmente descoordinadas, sonando esas melodías melosas y completamente anglosajonas, junto a él una mujer vieja gritaba:-lleve el reno barato, el reno brilloso, de a 50.

No muy lejos otro merolico ofrece su producto: -Se acaban, se acaban, lleve los elegantes pinos de plástico y de regalo una cajita de esferas de unicel forradas de fino hilo de algodón.
¡Y apenas comienza noviembre!.

Me siento un producto de la imaginación de Alfred Hitchcock en la dimensión desconocida. Mientras regreso a casa en el metro, que para los plebeyos es equivalente al la limousine naranja, intento olvidarme con un libro de la escalofriante escena que acababa de presenciar.

Un par de semanas mas tarde, al salir del subsuelo la oscuridad de la noche se posaba sobre la ciudad y mientras recorría las calles previas a mi hogar vi al menos 10 casas en 3 cuadras que ya eran victimas de la navidad, con sus series musicales, un Santa inflable como de un metro, otro que se bamboleaba con el viento y demás chucherías. Cuando cruce la puerta principal, me di cuenta que mi vecina también era parte de ese maquiavélico plan. Sí, el universo conspiraba en mi contra, sabían que yo odiaba la navidad y por eso la iniciaron a mitad de noviembre, para prolongar la tortura.

Algunas horas después, con relativa tranquilidad, reflexioné sobre el 25 de diciembre, ese día al que se llama navidad y desde que yo recuerdo, y probablemente antes de que yo naciera, ya era la fecha más comercial del año. Incluso más que el día de la madre.

Me criaron como católica y por lo tanto se supone que es la celebración del nacimiento de Jesús. Pero ¿que diablos tiene que ver un reno y un panzón vestido de rojo? ¿Cuántos mexicanos han visto un reno real en su vida?, ¿Cuántos tienen chimenea para que entre ese tipo obeso de rojo?, Y qué decir del muñeco de nieve, ¿cuándo fue la ultima vez que nevó en el D.F. y salimos a hacer angelitos?.

Es un hecho fehaciente que lo que muchos llaman una “hermosa fecha para pasar con la familia” se ha convertido en una copia barata y torpe del festejo anglosajón, olvidando las pocas tradiciones que tenemos, es decir, el nacimiento que el vecino recoge por pronto en abril, las posadas, el día de reyes, la foto sobre el pony-camello con Baltasar y las picarescas pastorelas.

Las compras descontroladas, el alza en los precios de todos los productos, las filas de hasta 1 hora en el mejor de los casos en las cajas del super y el embotellamiento caótico son sus mínimas consecuencias y el 24 de diciembre se registra un numero mayor de accidentes, los ebrios que se estrellan, atropellan o son atropellados, los niños que se queman mientras la madre cocina, incendios por cortocircuito en la serie, gente que cae del techo por colocar ridículos adornos y así la lista podría continuar; los que podrían considerarse los más afortunados deben soportar la tan esperada noche de armonía familiar: el nieto pegándole al primo, las mujeres atacándose cual serpientes en bioterio, el tío ebrio que de todo opina, y otras muchas muestras de amor similares.

Para mí la navidad, como escuche en un programa de radio, es la venganza de los mercaderes por haber sido expulsados del templo por Jesús y desde hoy, me declaro en Zona Libre de Navidad.


l dejo mi cancion navideña favorita ^^

4 comentarios:

Pequeña Capitali$ta dijo...

Está padre el nuevo diseño de tu blog, pro cierto

Aline Suárez del Real dijo...

Qué padre esta el diseño de tu blog !!!!. Gracias por la visita a mi blog sobre mi negocio.
Yo de plano ya ni me estreso por la navidaaaaa, pero en verdad que ya se volvió una carnicería horrible donde de armonía y paz ya no queda nada.
Yo na mas me aseguro de estar en un lugar donde sí me sienta a gusto el mero 25 y los demás días pues como si nada, la verdad es que ya ni adorno, me deprime mas que alegrarame lo bajo que hemos caido. Y tiene mucha razón el comentario de los mercaderes XD

Pequeña Capitali$ta dijo...

Por eso en navidad sólo hay q inventar realities extraños sobre la bolsa de valores jajaja

Sergio Lara dijo...

Hay un proverbio muy sabio que dice, "al mal paso darle prisa" que pase feliz navidad.